El tratamiento de agua en México es una actividad ineludible de los gobiernos, según se tiene establecido en diversos ordenamientos legales, pero más que nada porque mediante este proceso se previenen diversas enfermedades gastrointestinales y de parasitosis intestinal; se evita la contaminación de suelo, agua y aire; y se libera agua potable que actualmente se utiliza para fines distintos al consumo humano.
En México 59 millones de hogares no tienen el servicio mínimo de saneamiento; sus aguas residuales se vierten a cauces abiertos contaminándolos aún más. Adicionalmente, numerosas plantas de tratamiento de aguas residuales funcionan mal o de plano no funcionan, no sanean el agua negra.
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