Cristina Muñoz, presidenta del organismo, explicó que ello sucede a pesar de que este país tiene el privilegio de estar asentado sobre la reserva subterránea de agua dulce más grande del mundo, el llamado Acuífero Guaraní, la cual solo en Paraguay ocupa más de 70 mil kilómetros cuadrados.
La razón fundamental de la situación, de acuerdo con Muñoz, es que las empresas privadas operadoras del servicio no invierten en nuevas plantas de tratamiento y en cañerías, a pesar del alza de la población y del incremento de su clientela y ganancias.
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