En el caso de la energía hidráulica, el vínculo es evidente, y España es uno de los países del mundo que más aprovechan esta fuente de energía. En nuestros ríos existen 877 aprovechamientos hidroeléctricos, algunos alimentados por pequeños azudes y, otros, por alguna de las más de 1.200 grandes presas que existen en España.
Estas centrales y minicentrales proporcionan una energía renovable que en 2013 cubrió el 12,7% de la demanda eléctrica peninsular. Sin embargo, a la vez están provocando una presión excesiva sobre los ecosistemas fluviales. Aparte del impacto de las presas en sí, la operación de las centrales acarrea otros importantes impactos, como la modificación de los regímenes naturales de caudales de los ríos, o la alteración de las comunidades biológicas por la apertura repentina de compuertas.
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