La decisión tomada por las autoridades de Portland ha sorprendido a los habitantes de la vecina California, que atraviesa una de las peores sequías de las últimas décadas.
El gerente de la oficina de las aguas de Portland, David Shaff, afirmó que unos 143 millones de litros de agua deberán ser eliminados y sustituidos por el agua de un río cercano, a pesar de que los estudios sobre su posible contaminación dieron negativo.
"Nuestros clientes esperan que su agua no haya sido contaminada de forma deliberada. Estamos en disposición de satisfacer sus exigencias, al tiempo que minimizamos los riesgos para la sanidad pública", afirmó.
El portavoz de la administración de agua potables de Portland, Tim Hall, negó por su parte que las medidas adoptadas sean un despilfarro.
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