Un asentamiento humano de cerca de 400.000 habitantes, con un servicio de acueducto cuya frecuencia es de 9,8 horas promedio diario, con un déficit de cobertura del 25 por ciento y un índice de agua no contabilizada del 79,82 por ciento, no puede considerarse una ciudad, en un país cuyos centros urbanos registran, en promedio nacional, coberturas cercanas al 97 por ciento.
Buenaventura será una urbe cuando sus habitantes cuenten con agua potable las 24 horas del día y la cobertura del servicio se ubique en el promedio nacional urbano.
Esto será posible si se realiza una transformación radical a su forma de gestionar los servicios de acueducto y saneamiento.
Y sobre todo, cuando cuente con una hoja de ruta que oriente las inversiones que evite la contratación de obras no operativas.
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