LEED® contempla cinco distintos tipos de agua:
1. Agua potable: apta para el consumo humano según estándares locales o dentro de los límites propuestos por la EPA. Puede ser surtida por el sistema de acueducto de la ciudad.
1. Agua potable: apta para el consumo humano según estándares locales o dentro de los límites propuestos por la EPA. Puede ser surtida por el sistema de acueducto de la ciudad.
2. Aguas grises: de acuerdo con el UPC (Uniform Plumbing Code), las aguas grises son las que no han tenido contacto con desechos sanitarios. Esto incluye el agua de las duchas, lavamanos y lavadoras; pero no incluye la de los fregaderos o lavaplatos (por los jabones y grasas que estos contienen). Deben ser pretratadas para usarse en riego.
3. Aguas negras: son aquellas que provienen de orinales e inodoros; sin embargo, algunos lugares consideran que a este grupo también pertenecen las provenientes de duchas y lavaplatos.
4. Agua procesada: como su nombre lo indica, se refiere al agua empleada en ciertos procesos industriales y sistemas de la edificación, como torres de enfriamiento, calderas y chillers, entre otros.
5. Aguas lluvia: el agua procedente de las precipitaciones es usualmente turbia, por lo que suele clorarse o teñirse. Para su conservación debe estar en movimiento y para su reutilización hace falta filtrarla, de manera que se retiren los sedimentos.
* Tanto las aguas grises como negras, por más tratamientos que reciban, no pueden reutilizarse para lavar vajillas o para el consumo humano.
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