martes, 22 de abril de 2014

Las filtraciones de agua tienden a incrementarse en la principal central hidroeléctrica de Centroamérica. El riesgo se vuelve mayor ante riesgos naturales como huracanes y terremotos.

El sonido que se escucha podría compararse al de un centenar de grifos abiertos al mismo tiempo que vierten agua las 24 horas del día, siete días a la semana, los 365 días del año, y esto sucede desde el 28 de mayo de 2009 en la Central Hidroeléctrica Francisco Morazán.

En estos cinco años el volumen de las filtraciones existentes pasó de unos cuantos litros de agua a mil litros cúbicos por segundo. En un minuto se pierden 60,000 litros; en una hora, 3.6 millones de litros; y en un día, 86.4 millones de litros de agua. 

El incremento de estas microfiltraciones pone en riesgo la operatividad en el cuarto de máquinas de la principal represa de Honduras y Centroamérica. 

Aunque la situación se encuentra bajo un estricto control, existe entre las autoridades y técnicos de esta planta la incertidumbre que de ocurrir un sismo de una magnitud considerable en el país se podrían acrecentar las filtraciones. Otra poderosa amenaza en contra de la estable operatividad de la central se encuentra entre los cielos y el mar.

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