Reflexiones desde la experiencia
bogotana
Se concluyó así la necesidad de
comprender los bordes no sólo como un espacio periférico en el que se presenta
una articulación conflictiva o “desbordada” entre lo urbano, lo rural y lo
ambiental, sino como un producto de la articulación entre 1) las prácticas de
uso y apropiación del espacio por poblaciones campesinas, urbanizadores,
organizaciones ambientalistas y nuevos residentes urbanos,2) las dinámicas de
definición de directrices gubernamentales en materia de ordenamiento
territorial y su implementación, y 3) las intervenciones de los actores
organizados que confluyen en estos territorios como respuesta a las medidas
orientadas a la consolidación de los bordes.
Esto permitió identificar que en
Bogotá los bordes urbano-rurales transitaron de ser una categoría para la
delimitación del territorio periférico (afectado por las dinámicas de deterioro
ambiental y “desborde” social ocasionadas por el avance de una urbanización
sobre suelos rurales sin las infraestructuras y equipamientos de soporte,
reivindicados por algunos de sus habitantes originarios como patrimonio y
soporte de una forma de vida campesina que se resiste a desaparecer), a ser el
eje de una propuesta gubernamental de ordenamiento, aún en desarrollo, que
pretende controlar el crecimiento y la expansión urbana mediante la
delimitación de estas áreas, frente a la cual, los actores de los territorios
periféricos (particularmente las comunidades organizadas) han planteado
contrapropuestas a partir de la apropiación y la resignificación de la noción
de borde.
Laura Milena Ballén-Velásquez
Politóloga y Magister en Ordenamiento urbano regional Estudiante de Doctorado
en El Colegio de México A.C
Aprobado: 12 de Noviembre de 2014
Bitácora 24 2014: 31 - 41
Universidad
Nacional de Colombia, Bogotá
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